
Últimamente me he acostumbrado a escribir desde el mundialmente conocido metro de Bilbao, característico donde los haya. Esto puede ser debido a muchas razones. Los viajes que suelo hacer suelen ser de entre 20-25 minutos. Al final, tienes que hacer algo para distraerte, véase por ejemplo jugar al Candy Crush. Yo no lo tengo instalado así que esta opción queda descartada. Otra cosa que se puede hacer es leer twitter, pero claro, ¿quién tuitea a las 8 de la mañana? Aunque hay que decir que, por mi zona, exceptuando Erandio, no hay problemas de cobertura. En efecto, Erandio es ese lugar donde los pasajeros separan la mirada de sus móviles por primera vez. Pero eso es algo momentáneo. Tras comprobar que nada fuera de lo normal ocurre, vuelven a su tarea como si nada hubiera pasado.
Como habéis podido comprobar, hasta ahora solo he comentado cosas que la gente hace con el móvil. Y es verdad, pero un alto porcentaje de los viajantes van consultando su smartphone. Podría poner algún porcentaje para dar un aspecto de profesionalidad, pero no es mi objetivo. Sería absurda una actitud de este tipo tras leer el título del post.
Pero no metamos a toda la gente en el mismo saco. También están aquellos que van con sus e-books leyendo tranquilamente, pero con menos peso del que podían llevar hace un par de años por esos pesados libros. Y hablando de libros, seguramente siempre encontraremos algún nerviosillo que va repasando el examen que tiene ahora, pero esos están en peligro de extinción, y depende de la época del año en la que te encuentres, y el momento del día. Estamos contando lo que pasa un día entre semana a las 8 de la mañana, no un viernes a las 22:00.
En este artículo iba a tratar de explicar por qué se puede hacer un blog en el metro, o por qué no. Una de las razones de peso que me impiden realizar esta tarea con éxito son aquellos «indefensos» pasajeros que no llevan ningún aparato en la mano. Puede sonar bien, pero no. No llevan nada porque no tengan, sino porque lo lleva el compañero de al lado. «¿Para qué me voy a molestar en llevar algo que me distraiga, si este chico tan majo me está enseñando la conversación que está teniendo con alguien? Seguramente los gestos que hace intentando evitar que lea la pantalla son porque le da el sol o algo» pensarán. Pero a ver, si la mayor parte del viaje es subterráneo. Y precisamente aquí no es que haga mucho sol.
Si hablamos de originalidad, escribir un blog desde el metro sería algo fantástico, no creo que demasiada gente se dedique a eso. Por otra parte, te mata esos aburridos viajes convirtiéndolos en experiencias distintas cada día. Pero también tiene sus partes malas. Habrá días en los que no te de tiempo a escribir el artículo, aunque esto no es apenas valorable ya que habría que ser muy bueno para escribir artículos de calidad completos en tan poco tiempo. Las miradas por encima del hombro de la gente que tienes sentada al lado también me echan p’atrás, pero eso contando con la suerte de que vayas sentado. Igual tienes que ir de pie con mucha gente y la tarea por tanto no es para nada agradable. En ese caso el título sería «el blog que iba a ser pero que no fue porque viajaba de pie»