Musofobia. Dícese del miedo a los ratones. Resulta bastante irrelevante para este escrito, pero, claro, el uso de tecnicismos y el lenguaje grandilocuente hace todo más creíble y le da un tono más elevado. O eso me dijeron…
A lo que yo quería llegar es al sueño tan horrible y espeluznante que he tenido. No quiero ser la causa de vuestra agonía ni quiero que sufráis. Es por ello que he decidido abstenerme de detalles e ir al grano. Atentos. Ahí va. He soñado con ratones. Supongo que a estas alturas –si no, ya es hora– sabréis que los ratones y yo no somos buenos amigos. Me repugnan. Mucho.
No obstante, siempre hay excepciones. Como apasionada del cine de animación me propuse buscar ratones de película para superar mis miedos. Y es que, resulta más tranquilizante pensar que ese “animalito peludo” es como Stuart Little, por ejemplo. Pero Mickey Mouse es, sin duda, el que ocupa la primera posición del ranking antimusofobia. Además, ha cumplido recientemente sus 85 años –muy bien llevados, todo sea dicho de paso– y es digno de ser mencionado.
Mickey vio la luz en 1928. Su primera aparición tuvo lugar en un cortometraje mudo –hay que tener en cuenta que desde 1895 hasta 1930 las películas no eran sonoras– llamado Plane Crazy pero con muy poco éxito. No fueron mejores los resultados del segundo, The Gallopin’ Gaucho, pero Walt Disney y Ub Iwerks (no me gustaría que se me acusara de menospreciar y de quitar méritos) no se rindieron y a la tercera fue la vencida: llegó Steamboat Willie de la mano del cine sonoro el 18 de noviembre de 1928 y el consecuente éxito del ratón. Es a partir de entonces cuando es reconocido internacionalmente además de convertirse en icono de la compañía. Claramente, también se incorporó el sonido a los dos cortos precedentes y dejaron el anonimato.
Tras toda la parte teórica ya llega el momento confesión. Todos los que se han animado a pagar por una entrada para ver Frozen en el cine habrán visto que, con motivo del 85 aniversario de Mickey, nos deleitan con un pequeño aperitivo: el cortometraje Get a Horse. Me sorprendió bastante que en los créditos finales saliera que Walt Disney es el que le puso voz. Y es que fue Walt Disney el que, desde la aparición del cine sonoro, se encargó de esta tarea. ¿Cómo no iba a hablar él por Mickey esta vez? 85 años no se cumplen todos los días… Os preguntaréis cómo es posible que hable si está muerto. Yo también lo hice y por eso he investigado. ¡Tranquilidad! Calma ante todo. No se trata de un suceso paranormal, sino de avances tecnológicos: se usaron grabaciones suyas existentes que se incorporaron. Resulta novedoso que es en blanco y negro, da la sensación de que es antiguo, no os sobresaltéis que cuando menos te lo esperas… ¡BUM! Salen de la “pantalla” y tienen color. ¡El color! ¿Qué sería de Mickey sin sus pantalones rojos y sus guantes blancos que le caracterizan tanto? En 1935 Technicolor lo hizo posible. The Band Concert vino a color.
Son muchos los cambios que ha sufrido Mickey a lo largo de los años. Claro está que físicamente ha variado, pero la esencia sigue ahí. Admitamos que, tengamos la edad que tengamos, el cine de animación nos gusta y disfrutamos con él. Además, el legado de Disney y Mickey Mouse es innegable y considerable. ¡AH!¡UN RATÓN! Bueno, le voy a llamar Mickey Mouse. Solucionado.
No nos quedemos en el ratón. A continuación algunos cortometrajes para terminar con buen sabor de boca.
Plane Crazy
The Gallopin’ Gaucho
The Band Concert
Get a Horse! (Un pequeño avance)